A ti que aun no sabes
los besos que te caben en la boca,
a ti que has comprendido
que a veces el olvido
se equivoca,
a ti que has preferido...vivir como si nada fuera eterno,
a ti que que has compartido
conmigo
una almohada en el infierno.
-Afuera llueve- dice el cronopio. Todo el cielo. -No te preocupes- dice el fama. Iremos en mi automóvil. Para proteger los hilos. Y mira el aire, pero no ve ninguna esperanza, y suspira satisfecho. Además le gusta observar la conmovedora alegría del cronopio, que sostiene contra su pecho los hilos -uno azul- y espera ansioso que el fama lo invite a subir a su automóvil.