Coleccionabas vicios y prejuicios sin pudor
Vendías falsas melodías
Vendías falsas melodías
y te enojabas
Cuando alguno fumaba un cigarro sin filtro
y no te invitaba
-Afuera llueve- dice el cronopio. Todo el cielo. -No te preocupes- dice el fama. Iremos en mi automóvil. Para proteger los hilos. Y mira el aire, pero no ve ninguna esperanza, y suspira satisfecho. Además le gusta observar la conmovedora alegría del cronopio, que sostiene contra su pecho los hilos -uno azul- y espera ansioso que el fama lo invite a subir a su automóvil.