quizas tenga flores en su ombligo,
y ademas,
en sus dedos que se vuelven pan,
barcos de papel sin altamar
nadie despierte al niño,
dejenlo que siga soñando felicidad,
destruyendo trapos de frustrar, alejandose de la maldad...
-Afuera llueve- dice el cronopio. Todo el cielo. -No te preocupes- dice el fama. Iremos en mi automóvil. Para proteger los hilos. Y mira el aire, pero no ve ninguna esperanza, y suspira satisfecho. Además le gusta observar la conmovedora alegría del cronopio, que sostiene contra su pecho los hilos -uno azul- y espera ansioso que el fama lo invite a subir a su automóvil.
1 comentario:
eso mismo, que nadie moleste al niño!!! Un abrazo.
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