Y solo hay
un momento
en que me encuentro:
Cuando los dos
jugamos a ser uno.
Cuando te siento
indefenso
en mis brazos,
y pierdes
la conciencia de que
nos separamos.
r.d
-Afuera llueve- dice el cronopio. Todo el cielo. -No te preocupes- dice el fama. Iremos en mi automóvil. Para proteger los hilos. Y mira el aire, pero no ve ninguna esperanza, y suspira satisfecho. Además le gusta observar la conmovedora alegría del cronopio, que sostiene contra su pecho los hilos -uno azul- y espera ansioso que el fama lo invite a subir a su automóvil.
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