sentada
así
compartiendo
tu mesa.
Bebemos
vino frío
y pelamos
nuestras pieles
como fruta
saturdidas de sol.
Salgamos a la calle.
Digámosle
a la gente
que
tú
y
yo
habitamos
el limpio territorio
del amor.
Cantemos
esa suave
canción
de la ternura
mientras
enciendes el motor
de la rutina.
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